sábado, 2 de agosto de 2008

un columpio

A Isobel le agrada de una manera sobrecogedora el mareo que le provoca el gran columpio. Cada vez que se baja le vienen unas ganas terribles de vomitar. En uno u otro extremo del aire, imágenes se retuercen en su ya retorcida cabeza "y no es rebundancia, señores", le gusta proclamar como un falso profeta por las esquinas de la gris ciudad.

Recuerdos inegables que hacen que el mpulso sea sublime. Pero cuando ya está muy mareada le agrada o más bien necesita detenerse y saltar violentamente; al golpear sus pies sobre el suelo, una humareda de tierra la rodea, y a veces desea caer en un verde prado. Pero bien sabe que la sensación final será igual: unas ganas tremendas de expulsarlo todo por la boca, sube y baja, desde el estómago hacia la garganta.

Es que los videos allá arriba eran como un video que contiene mensajes subliminales, una metralladora de luces con colores incandescentes e Isobel ahí indefensa, sin siquiera un chaleco-anti-balas.

7 comentarios:

Triste Zorrito Blanco dijo...

Tu blog esta muy interesante, estare pasando seguido.

Pablo dijo...

Me gusta columpiarme fuerte mirando hacia arriba.

Te extrañaba Isobel, aunque siempe puedo imaginarte.
Donde voy llevo un columpio, claro, un columpio de bolsillo, ir en el, -o con el- a donde quiero. Bajar para el pasto verde, o para solidarizar con los que no pueden-quieren columpiarse.

Cuidate Mucho Isobel. Cuidala a ella también. Ella, también cuida a Isobel por favor.

Comida para Violeta.

Si ves a Ara, le das la mitad de estos Ósculos.
Adios Isobel.

[Creo haber comentado aller... pero puede que me haya meneado lo de las letras de seguridad. Pero es mejor por que creo andar más sobrio de sueño]

Ara. dijo...

Tocaia, tanto tiempo sin pasar,
Isobel esuna pequeña interesante y mujer.

Creo que decaigo en sueño lo que me imposibilita a escribir más ahora ya :)
Saludos

Ignacio dijo...

si...espero que sea interesante

Bonito blog, dan gusto las graficas

Saludos!

Carlos Ochoa Quezada dijo...

Me sigo imaginando con cincuenta años, obeso mórbido, columpiándome feliz de la vida, entero atascado en un columpio para infantes, sonriéndole al sol.

Tamara Jofré Zencovich dijo...

Los columpios son como la democracia cristiana, van, vuelven,se niegan, giran sobre si mismos, y cuando sueltas las manos te lanzan a la cresta para que el lodo del húmedo piso te reciba bailando mambo con un golpe onda PUM!.

JP Cruces dijo...

yo tengo un columpio que da para un pino gigantesco y cuando me balanceo es como que el pino se me viene encima.